Me Serán Testigos

Estas fueran algunas de las últimas palabras que Cristo Jesús pronunció a Sus discípulos justo antes de ascender al cielo después de Su resurrección. (Hechos 1:8) Normalmente las últimas palabras de una persona son muy importantes. En este caso fue así. Todo el tiempo que Jesucristo pasó con Sus discípulos sirvió de preparación para ésta gran tarea que les estaba encomendando. Ellos debían ser Testigos de Él, de Sus palabras y de Sus hechos.

Un Testigo es una persona que ofrece pruebas para confirmar algún hecho, acontecimiento, proeza o pacto.

Cuando uno ofrece las pruebas, ellas misma constituyen el testimonio, las cuales pueden ser dadas de manera oral o concreta. Obviamente alguien no puede confirmar algo que no conoce por experiencia personal. Por eso fue importante que los discípulos pasaran tiempo con Jesús, oyendo Sus palabras y viendo Sus hechos.

Los discípulos se convirtieron en testigos no tan sólo de los hechos históricos de la encarnación, muerte y resurrección de Cristo, sino también de su propia fe en Él, de la realidad de Su presencia y del cumplimiento de Sus promesas.

Dispuestos a testificar hasta la muerte si era necesario, los apóstoles aportaron un nuevo sentido al significado de la palabra testigo.

Nosotros ahora también tenemos el privilegio de conocer al Señor a través del Espíritu Santo quien vive en nosotros y nos lo hace saber de manera concreta y segura.

Cuando hablamos de lo que sabemos estamos testificando.

Nuestro testimonio va más allá del simple sentido forense e incluye una aprobación o respaldo personal de lo que estamos testificando. Este sello que le ponemos a nuestras palabras nadie puede refutar ya que son vivencias personales seguras y fieles.

¿Cómo Testifico? Cuando testificamos debemos de hacerlo con el poder y el apoyo del mismo Espíritu Santo. Por eso les dijo Jesús a Sus discípulos: recibirán poder cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo y me serán testigos. Necesitamos el poder del Espíritu Santo para ser testigos eficaces. Todo lo que hacemos o decimos con el poder del Espíritu debe de ser con un corazón sincero. No hay necesidad de añadirle caldo a la sopa. Diga la verdad tal cual y veras como el Señor obra. Y tu motivación debe de ser el amor, porque esta claro que todo lo que hacemos sin amor de nada sirve.

¿Dónde Testifico? Basándonos en las palabras del Señor en Hechos 1:8 podemos identificar cuatro campos.

  1. El primero es en Jerusalén. Tú puedes testificar a todos aquellos que viven geográficamente cerca de donde tú vives y que son similares a ti.

  2. El segundo es en toda Judea. También puedes testificar a todos aquellos que viven geográficamente lejos de ti, pero son similares a ti.

  3. El tercer lugar es en Samaria. Esto consiste en testificar a todos aquellos que son diferentes a ti, pero viven geográficamente cerca de ti.

  4. Y el cuarto es hasta lo último de la Tierra. Aquí testificas a todos aquellos que son diferentes a ti y que viven geográficamente lejos de ti.

Los primeros discípulos oyeron la voz de Su Señor y le obedecieron. Gracias a la obediencia de estos primeros discípulos, en testificar de Cristo, nosotros hoy conocemos a Dios y estamos en paz con Él. Ahora nuestras naciones, nuestra generación y las futuras también dependen de nuestra fidelidad al llamado de Dios. ¿Haremos nosotros lo mismo por ellos? ¡Espero que sí!

Previous
Previous

The Great Commitment

Next
Next

You Will Be My Witnesses